jueves, 29 de diciembre de 2011

• "The Doors - When You’re Strange” •

                      "Crítica del Documental"

 
Documental mediante, Jim Morrison ha vuelto desde el más allá para copar la rabiosa actualidad musical. El realizador Tom DiCillo ha sido el encargado de revitalizar el mito con “When you’re strange”, estrenado en 2009 en el Festival de Sundance, y que ahora puede verse en varias salas de cine españolas. La película seguramente sea el mejor retrato fílmico que se ha hecho de la banda californiana, pero como todo han sido elogios hacia ella, hemos preferido desgranar aquí las pegas que le hemos encontrado.
                                   Documental “When you’re Strange”
Lo primero que hay que decir es que el laborioso trabajo de documentación de DiCillo ha tenido unos resultados abrumadores, que hacen absolutamente recomendable el visionado de “When you’re strange”. Las escenas recogidas realmente transmiten lo que Jim Morrison era en el escenario y fuera de él: las persecuciones de los fans, los forcejeos con los policías que vigilaban sus actuaciones a escaso par de metros, su desfase escénico, su derroche de peligrosidad -criticado por algunos colegas de profesión en la época, pero creíble en las imágenes- y talento sobre las tablas, todo ello demuestra la importancia capital de Morrison en la eclosión del front-man rockero… Pero todo con un estilo muy cinematográfico, casi “peliculero”, con un trabajo de montaje que busca el asombro y el enaltecimiento de un modo que resulta algo excesivo, ya que al terminar la cinta no queda la sensación de habernos acercado demasiado a Jim, la persona. Que era una de las grandes expectativas que teníamos respecto a este documental. El tremendismo casi constante al tratar su figura y ese enfoque melodramático construyen una barrera invisible y no casan con el optimismo vital del Rey Lagarto del que nos habla Ray Manzarek en la entrevista que sigue a este artículo. Valga como ejemplo de ese “distanciamiento de lo humano” este detalle significativo: una de las primeras escenas muestra al grupo en su llegada a un aeropuerto. 





Todos los miembros de la banda van pasando por delante de la cámara de prensa que les espera tras el control policial, y como si de un alistamiento se tratase, declaran de uno en uno su nombre, edad y ocupación. Cuando llega el turno de Jim se queda sin palabras para definir su trabajo, piensa durante dos segundos y contesta con una fascinante mirada silenciosa al objetivo, en un momento realmente mágico para el espectador. Que ese instante sea en el que más cerca estamos de Jim, la persona, a lo largo de todo el metraje, dice algo de las intenciones -¿o limitaciones?- narrativas del director.

Con todo, la realización es realmente fantástica, con detalles muy de agradecer como la cesión de parte del minutaje a largos fragmentos de canciones, sin interrupciones, o el análisis pormenorizado de la evolución discográfica del grupo. Pero la falta de una adecuada contextualización de las bizarras secuencias de Morrison como actor en su proyecto audiovisual “HWY: An American Pastoral” –e incluso la falta de explicación, muchos piensan que se trata de un doble- no tiene ningún sentido, y agrava el sobrepeso “cinematográfico” del que hablaba al principio. La narración de Johnny Depp, por otra parte, no da con el punto justo pero se mantiene en lo correcto. Con demasiada linealidad, pero sin incómodos histrionismos o dejes sentimentaloides, en un acertado rechazo al robo de protagonismo.


                                                        Tom Dicillo


Fuente:   http://www.hereunidoalabanda.com

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