viernes, 30 de diciembre de 2011

• Ray Manzarek: “Jim era un filósofo que jugaba con lo impredecible”.Entrevista en Madrid. •

 

 El teclista y fundador de The Doors asegura que le ha encantado el documental“When you’re Strange”.Todo lo contrario a la película dirigida por Oliver Stone, sobre la que lleva echando pestes desde que se estrenó en 1991. Esto es lo que nos contó sobre Jim en su última visita a Madrid. 


Ray, ¿cómo era realmente Jim Morrison? ¿Qué podías esperar de él como amigo?

Sigo soñando con él, ¿sabes?… era una fuerza viva, le quería, y le sigo queriendo con todas mis fuerzas. Era mi hermano, sabía hacernos reír a todos, contagiaba optimismo. Podía hacerte feliz con su sentido del humor en una fiesta, y luego plantearte profundas dudas existenciales caminando por la playa, filosofando. Era un filósofo… que jugó con lo impredecible. En cuanto a qué se podía esperar de él, supongo que te refieres a su “otro” yo, el que surgía cuando se dejaba arrastrar por el alcohol, Jimbo. Pero eso no es lo que recuerdo de él, recuerdo al espíritu libre que era.

¿La conexión musical fue inmediata?

Oh, amigo, no sabes cuánto. Desde el primer ensayo nos dimos cuenta de que sus poemas estaban hechos para lo que salía de nuestros instrumentos. Fue de esas veces en que vives un momento único y eres consciente de ello.

¿Sigues cabreado con Oliver Stone por su película “The Doors”?

Lo que me cabrearía más es que alguien pensase que las cosas ocurrieron como las mostró. Nada, absolutamente nada ocurrió como él lo cuenta. Ni siquiera la escena del viaje psicodélico en el desierto fue así… Pero sobre todo, la imagen de Jim como si fuera poco más que un borracho es deleznable. Jim no era Jimbo todo el rato, como Stone intentó hacer ver.

Hablando del viaje psicodélico, ¿hasta qué punto tenían las drogas una influencia real en vuestra música?

¿Las drogas? Ninguna, ninguna influencia.

Venga ya…

Las drogas son la cocaína, la heroína, el alcohol. A nosotros nos inspiraba el LSD, el peyote y la marihuana, que son la Santísima Trinidad. No son drogas, y creo que es recomendable que, si te sientes preparado, las pruebes al menos una vez en la vida. Aquellas sustancias lo cambiaron todo, el movimiento creció bajo su manto.

Y en lo político, ¿qué falló? 

Estábamos convencidos de estar al borde de una revolución, de la que en cierta medida, nosotros éramos banda sonora. Todo era tan genial como crees, éramos muy felices, había buena música y buenas ideas flotando en el aire. Pero creo que influencias como la de Timothy Leary no fueron bien encauzadas. Del “Turn on, tune in and drop out”, se malinterpretó el “drop out”.

¿Crees que queda alguna revolución político-musical juvenil por llegar?

Oh sí, lo creo, y vendrá de la mano de la música electrónica.

Me has dejado de piedra.

Es un movimiento que tiene paralelismos con el de los sesenta. Algo nuevo, con un sentido bastante ritual, con circuitos al margen de la industria… Por ahí llegarán muchas cosas, estoy seguro.

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